¿Cómo se conforman los hogares de las niñas, niños y adolescentes de Chile?

 

En línea con las transformaciones familiares a nivel mundial, la configuración de los hogares que albergan a niñas, niños y adolescentes (NNA) en Chile ha experimentado cambios significativos. En América Latina, en las últimas décadas, diversos factores, como la transición demográfica, el aumento de la participación laboral femenina, la convivencia informal, los cambios en los patrones de maternidad y el incremento de la monoparentalidad femenina, han contribuido a la evolución del panorama familiar.

Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en la cual Chile se encuentra entre sus 34 naciones miembros, nuestro país encabeza la lista de Estados con mayor proporción de niños nacidos fuera del matrimonio.

Para contextualizar, en 1990, el 76,6% de las niñas, niños y adolescentes vivían en familias biparentales, mientras que el 21,7% residía en hogares extendidos, con la presencia de algún pariente. En los últimos 32 años, se han producido cambios sustanciales en la estructura de los hogares que albergan a las niñas, niños y adolescentes.

En 2022, un 69,4% de las niñas, niños y adolescentes vive en hogares biparentales y 30,6% en hogares monoparentales. En concreto, un 56,9% vive en hogares biparentales nucleares (núcleo conuyugal e hijos) y un 12,5% en hogares biparentales extensos (núcleo conyugal y otros miembros), mientras un 19,6% vive en hogar nuclear monoparental (padre o madre con hijos) y un 11,0% en hogar extenso monoparental (padre/madre con o sin hijos y otros miembros).

Sin embargo, este cambio no fue uniforme en cuanto a la distribución de ingresos de los padres. En 1990, en el quintil más pobre, el 77,6% de los niños vivían en familias biparentales, en comparación con el 85,9% en los hogares del quintil más rico.

En el año 2022, estas cifras se modificaron: el 46,2% de los niños del quintil más pobre vive en hogares biparentales, en comparación con el 82,3% en los hogares más ricos.

Además, como se expone en el gráfico, los hogares monoparentales muestran que el 28,5% de los NNA pertenecen al quintil más pobre y el 11,9% al más rico, confirmando las conclusiones de la Casen 2015 que indicaban que "la incidencia de la pobreza por ingresos afecta a más de la sexta parte de los hogares nucleares monoparentales. Más aún, de los hogares monoparentales en situación de pobreza de ingreso en Casen 2022, un 90% presenta jefatura del hogar femenina, por lo que se observa cómo la variable de género se vincula con situaciones de vulneración que además inciden sobre el bienestar de niñas, niños y adolescentes.

Estos datos resaltan la importancia de cómo la estructura, dinámica y composición generacional de los hogares debe ser considerada como un aspecto sensible en el diseño de políticas sociales efectivas cara al bienestar de los niños, niñas y adolescentes de Chile.