La Segunda - “La pobreza infantil es la gran ausente en los programas de los candidatos presidenciales”

Publicado en La Segunda en septiembre del 2025

La directora del Observatorio de la Niñez de la Fundación Colunga es crítica de las propuestas de los aspirantes a La Moneda: 'Ningún candidato toma la visión de la niñez desde una mirada integral', señala.

En su época universitaria, la directora del Observatorio de la Niñez de la Fundación Colunga, la socióloga de la Universidad Católica Paloma Del Villar (38), trabajó en Techo para Chile y luego en el Centro de Investigación Social de la UC (que más tarde se convertiría en el Centro de Estudios Justicia y Sociedad), siempre centrada en poblaciones excluidas, vulnerables y ocultas.
'Uno de mis primeros trabajos fue una investigación sobre trayectorias de jóvenes infractores de ley. También participé en un estudio de personas en consumo de pasta base en Santiago. En todos esos estudios el denominador común era una infancia con experiencias adversas, de abuso y pobreza', afirma.

Pero hubo otra experiencia que marcó su época de voluntariado: en un campamento en Talagante, haciendo alfabetización a personas adultas, conoció a una mujer pobre que tenía un hijo al que años después volvió a ver al participar en un estudio de jóvenes infractores de ley. Desde ahí, nunca más se alejó de los temas de niñez y en las últimas semanas dirigió el trabajo de análisis (realizado por la fundación) de las propuestas de los candidatos presidenciales en la materia.

Además, la próxima semana se lanzará el programa 'Vota por la Niñez', que será transmitido por Canal 24 Horas y NTV, donde en capítulos de 30 minutos entrevistará (junto a las periodistas Monserrat Álvarez y Carla Zunino) a los ocho candidatos presidenciales en temas de educación, bienestar y protección.

'Uno de cada cuatro niños no accede a educación inicial'

—Desde la Fundación Colunga hicieron llegar sus propuestas en temas de niñez a todos los candidatos. ¿Qué les proponen?

—Son ocho propuestas, con varias medidas de política pública para el bienestar de la niñez. Partimos de tres premisas: primero, que las iniciativas con foco en primera infancia no son un gasto, sino una inversión. Hoy se habla del gasto público, de cómo reducirlo, pero las inversiones que más rentan en programas sociales son las dirigidas a la primera infancia. Un informe de la OCDE sobre desigualdad muestra cómo Chile sigue siendo uno de los países en que la cuna es lo que más pesa al momento de definir el futuro. Si invertimos en la primera infancia, vamos a gastar menos en salud pública, en delincuencia y en seguridad. Lo segundo, es que en Chile falta un foco en la prevención para reducir los problemas del futuro. Tercero, es que no es necesario partir de cero, en Chile tenemos muchas iniciativas que son robustas, que han tenido evaluaciones positivas, que tienen efectos comprobados, pero que a veces tienen coberturas muy bajas.

—¿Cuáles por ejemplo?

—El 'Chile Crece Contigo', que hoy se llama 'Chile Crece Más', es un programa integral de apoyo al recién nacido y al desarrollo biopsicosocial que acompaña a los niños en su trayectoria. Lo que encontraron los investigadores es que su instalación en las comunas aumentaba el peso al nacer en 10 gramos, reducía la mortalidad fetal y tenía beneficios en la población más vulnerable. Este programa ha sido reconocido internacionalmente, solo que todavía no tiene la cobertura total.

—En el observatorio realizaron un análisis a los programas de los candidatos presidenciales, ¿cuáles son los principales hallazgos?

—Los analizamos a todos, pero prefiero centrarme en los principales (Jara, Kast y Matthei). Si uno mira solo los programas de Gobierno, la gran ausente es la pobreza infantil. No hay medidas específicas para la pobreza infantil. Este es un tema fundamental, porque cualquier candidato que llegue a la Presidencia se va a enfrentar con que en enero vamos a tener una nueva encuesta CASEN, que va a incorporar las recomendaciones de la Comisión Asesora Presidencial; si aplicáramos todas las recomendaciones de esa comisión, un 30% de los niños en Chile viven en condiciones de pobreza. Si hay una mamá que vive con dos niños y gana el sueldo mínimo, por mucho que tenga trabajo, va a seguir viviendo en situación de pobreza, porque los niños son población pasiva y las familias con niños gastan 35% más en promedio que las sin niños.

—¿Hay aspectos positivos que se puedan resaltar?

—Una nota positiva que vemos en las tres candidaturas principales, y también en la de Mayne-Nichols, es un foco en la educación inicial, pero muy ligado al proyecto de salacuna, que se menciona desde la empleabilidad femenina. La educación inicial, la etapa preescolar, se ha demostrado que es fundamental para el desarrollo integral. El desafío principal está entre los 3 y 5 años, ¿en qué sentido? Es ahí donde empieza a instalarse la lectoescritura, las habilidades básicas que después se desarrollarán de mejor manera en el colegio. Hay algunas, como Jara, que incorporan propuestas para aumentar la cobertura entre los 2 y 5 años, también Mayne-Nichols, pero no con el énfasis que nos gustaría, considerando lo importante de esta etapa.

—¿Cómo está el país en ese aspecto?

—Hace un par de semanas salió el informe 'Education at a Glance', que muestra que la cobertura en Chile entre los 3 y 5 años es mucho más baja que el promedio de la OCDE y que además está estancada hace diez años. La cobertura es del 75%, uno de cada cuatro niños en Chile no accede a la educación inicial. Hay un acuerdo en que la salacuna universal tiene que ser prioridad, en que hay que reducir algunas inequidades del sistema de educación parvularia, como por ejemplo que los jardines VTF (programa Vía Transferencia de Fondos), que son los que más niños reciben, obtienen un 40% menos del financiamiento que un jardín Junji o Integra. Hay un consenso en las tres candidaturas de que hay que equiparar este financiamiento.

'El sistema de protección está colapsado'

—El estudio 'Depresión, ansiedad y estrés en el sistema educacional chileno', publicado en la revista 'Frontiers in Education', arrojó que un 60% de los niños y niñas presenta síntomas de depresión. ¿Se toca la salud mental de los niños en los programas de Gobierno?

—En salud mental vemos una coincidencia, en todos los programas, de que hay una brecha y una necesidad. Tienen distintas propuestas de cómo mejorar las coberturas, pero también se ve una falta de visión preventiva. O sea, vamos a tener más atención en salud mental, pero ¿cómo vamos a hacer que los niños tengan menos problemas en salud mental? Esa debería ser nuestra meta. Lo otro que es fundamental es el sistema de protección especializada que se encarga de las niñas y niños cuando han sido vulnerados. Hoy son 5.000 niños en residencias, 15.000 en familias de acogida y 91.000 más o menos en programas ambulatorios. El sistema de protección está colapsado, recibe hoy más niños que hace 3 o 4 años.

—Pareciera que no hubiese una mirada integral.

—Tenemos 5.000 niños viviendo en residencias de las cuales más de la mitad están con sobrecupo, o sea, viven hacinados, y no se pueden garantizar las prestaciones de salud mental, tratamiento y cuidado. Son niños que lo están pasando mal. Entonces, ¿por qué no hay propuestas concretas para ello? No debiese ser tan caro ni tan difícil, es un tema de prioridades. Pero además no se aborda el sistema desde una mirada sistémica. Por ejemplo, Kast tiene muchas propuestas para familias de acogida, pero nadie está mirando los programas ambulatorios ni las residencias. La pobreza infantil es la gran ausente en los programas de los candidatos presidenciales, el sistema de protección no se está mirando de una manera global con la urgencia que tiene. Me encantaría que hubiera medidas para los primeros 100 días.

—¿Qué candidato tiene las mejores propuestas en el tema de la niñez?

—Es bien parejo, hay distintos énfasis. Ninguno tiene un capítulo de niñez. Lo que sí tienen son propuestas en bienestar familiar, incorporación de la mujer al trabajo y en educación. Matthei, Kast y Jara hablan de fortalecer los servicios de cuidado infantil abriendo las escuelas y los afterschool, eso es una buena iniciativa y habría que ver cómo avanza. No podría decir que hay uno mejor que otro, todos hablan de equiparar el financiamiento a la educación inicial, lo que es un gran paso. Pero no se mencionan otras esferas como la promoción de la alimentación saludable, cuando en Chile somos de los países con mayor obesidad en el mundo.

—Durante el segundo Gobierno de Sebastián Piñera el lema fue 'los niños primero'. ¿Hubo algún avance o solo fue un eslogan?

—Chile ha avanzado mucho en la última década. Sebastián Piñera convocó al Acuerdo Nacional por la Infancia y de ahí salieron un montón de medidas, entre ellas, que tenía que acabarse el Sename y hoy tenemos dos instituciones: el Servicio de Protección Especializada y el nuevo Servicio de Reinserción Social, que se está instalando en todo el país. Además, en 2022 se firmó la ley de garantías de derechos de la niñez. Esa ley pone al día la legislación chilena. Hemos ido avanzando en las instituciones que debe tener un Estado para proteger y garantizar los derechos de la niñez. Estamos en el período de implementación y ahí es donde nos topamos con que la ley establece un montón de cosas que no se cumplen, que en la realidad no hay recursos para que se cumplan. Todos estos cambios normativos son positivos, pero también nos cambian la vara y la expectativa.

—¿Cómo evalúas al actual Gobierno en temas de niñez?

—Hay algo que es importante: en este Gobierno se hizo la primera 'Política Nacional de la Niñez', que tiene que implementarse de aquí al 2032. La Subsecretaría de la Niñez ha estado dedicada a instalar las oficinas locales de la niñez, que son las encargadas de proteger los derechos de la niñez en los territorios. El Gobierno tuvo algunas promesas, por ejemplo, con respecto a la salud mental infantil. En la práctica, está el Programa de Atención a la Salud Mental Infantil, que se ha ampliado de 90 a 99 comunas, pero aún es insuficiente. En educación, se ha hecho la política de reactivación educativa donde hay algunas señales de mejora tras la pandemia, porque también hay que entender el contexto de crisis en que se instaló esta administración. Pero, por otro lado, también era un Gobierno que prometió mucho respecto de los niños y niñas. En ese sentido, lo que se ve en el sistema de protección es una crisis que no ha sido resuelta con la celeridad que debería.

—El primer 'Informe Nacional de Bienestar de la Niñez' dice que ser niño hoy en Chile es más difícil que hace 7 años, ¿a qué se debe?

—Un factor es la pandemia, hay que pensar que la infancia es una de las etapas del desarrollo humano más importantes. El niño nace incompleto, somos una especie que desarrolla el cerebro fuera del útero hasta los 21 años. Muchos niños estuvieron encerrados desde los 0 a los 2 años y eso tiene sus consecuencias. También está la influencia del uso de pantallas y redes sociales en la salud mental de niñas y niños. Por otro lado, está la migración en Chile: hoy un 20% de las niñas y niños que nacen en Chile son de madres extranjeras. Y el discurso público que prima, con respecto a los migrantes, es totalmente hostil. ¿Qué significa eso? Que tenemos niñas y niños creciendo en familias que son mal miradas por nuestra sociedad y eso redunda en que vamos a tener más grupos excluidos En todos los índices de bienestar, los niños y niñas migrantes están peor.

'Tenemos 5 mil niños viviendo en residencias de las cuales más de la mitad están con sobrecupo; viven hacinados, y no se pueden garantizar las prestaciones de salud mental, tratamiento y cuidado'.

'El 20% de las niñas y niños que nacen en Chile son de madres extranjeras. Y el discurso público que prima, con respecto a los migrantes, es totalmente hostil. Tenemos a niños creciendo en familias que son mal miradas por la sociedad'.

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