Incendios: Su Impacto en el Bienestar Infantil

 

Chile se enfrenta a una de sus crisis más difíciles de los últimos años tras los devastadores incendios forestales que han afectado a la región de Valparaíso, dejando un saldo trágico de más de 120 vidas perdidas y 6,000 hectáreas consumidas por las llamas. En medio de intensos esfuerzos por extinguir el fuego y comenzar el proceso de recuperación, surge una preocupación particular por el bienestar la niñez que reside en esta región.

52.3% las niñas y niños que viven en la V Región (equivalente a 227,830 menores) lo hacen en las cinco comunas más golpeadas por la catástrofe de febrero de 2024: Viña del Mar, Valparaíso, Quilpué, Villa Alemana y Limache. Históricamente, desde 2002 hasta la fecha, esta región se ubica como la quinta área con la mayor incidencia de incendios por niño a nivel nacional, detrás de Biobío, La Araucanía, Ñuble y Maule.

En las últimas dos décadas, Chile ha experimentado un incremento de incendios forestales, especialmente en su zona centro-sur. A partir de 2010, la Corporación Nacional Forestal (Conaf) ha catalogado estos eventos como "megaincendios" debido a su alta frecuencia y vasta extensión de áreas afectadas.

Estos siniestros, caracterizados por su elevada capacidad destructiva y complejidad en el manejo, provocan consecuencias significativas desde perspectivas sociales, económicas y ambientales, impactando de manera desproporcionada a los sectores más vulnerables de la población, y especialmente a niños, niñas y adolescentes. Estos últimos enfrentan un riesgo elevado de desarrollar diversos trastornos psicológicos, incluyendo aquellos relacionados con el estado de ánimo y la ansiedad.

El Centro de Desarrollo de la Niñez de la Universidad de Harvard destaca cómo los incendios y las condiciones de calor extremo pueden interferir en el desarrollo biológico y psicológico de los menores, exacerbando las desigualdades sistémicas preexistentes en Chile. Febrero de 2023, marcado por la Organización Meteorológica Mundial como el año más caluroso registrado hasta la fecha, evidenció la severidad de esta problemática con la ocurrencia de más de 400 incendios forestales en el país. Estos siniestros devastaron aproximadamente 450.000 hectáreas y tuvieron un impacto directo en la vida de miles de personas, incluyendo la pérdida de vidas, hogares y sustentos, afectando significativamente a la agricultura y la ganadería.

Las principales regiones afectadas fueron Ñuble, Biobío, La Araucanía, Los Ríos, Los Lagos y Maule. Como efecto de los incendios, 26 personas perdieron la vida y cerca de 8.000 resultaron afectadas por la pérdida de viviendas o medios de vida, lo que involucró también un importante impacto en las actividades de las familias: hubo 11.656 productores agrícolas afectados, un total de 5.900 hectáreas de cultivos afectadas, y 33.909 animales muertos.

Particularmente alarmante es el efecto de estos desastres en la salud mental de niños, niñas y adolescentes en las regiones afectadas, con estudios indicando una alta prevalencia de Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) entre estos grupos debido a su vulnerabilidad y dependencia de los adultos para la gestión de la crisis. Además, el impacto en el sector educativo fue notable, con decenas de escuelas dañadas y miles de estudiantes viendo retrasado su inicio escolar. De hecho, según cifras del Ministerio de Educación, en febrero de 2023, 21 colegios se habían visto afectados por los incendios: de 14 establecimientos en el Biobío y siete en La Araucanía, perjudicando a 920 alumnos (814 y 106, respectivamente), quienes, a consecuencia de los daños, tuvieron que retrasar su ingreso a clases en marzo.

Ante esta realidad, se han generado iniciativas como la guía de Apoyo Psicosocial en Situaciones de Emergencias y Desastres del Subsistema Chile Crece Contigo, dirigida a familias con niños de 0 a 5 años, subrayando la importancia del bienestar emocional de los menores post-desastre y la influencia del estrés parental en su resiliencia. Se enfatiza, además, en la necesidad de prestar especial atención a adolescentes, quienes se enfrentan a expectativas de asumir roles más activos durante y después de los desastres, lo cual puede sobrecargar sus capacidades socioemocionales.

El análisis de datos revela una repetición de las zonas más afectadas por incendios en Chile, evidenciando que ciertas comunidades, particularmente en la Región de La Araucanía, han sido sistemáticamente impactadas por estos eventos a lo largo de los años. Lo que también permite inferir que hay niñas y niños que de manera repetitiva se han visto afectados por incendios. Este patrón no solo refleja la magnitud de la crisis ambiental y social que enfrenta Chile, sino también la urgente necesidad de adoptar medidas integradas y sostenibles para proteger a los más vulnerables ante estos desastres recurrentes. Por ejemplo, entre 2002 y 2023 Collipulli, en la región de La Araucanía, ha sido siete años la comuna más afectada por número de incendios: solo en 2023 fueron 261, aunque otros años la cifra fue mayor.

En tanto, la comuna de Ercilla, ubicada en la provincia de Malleco, y que colinda con la comuna de Collipulli, en La Araucanía - donde se ha concentrado el conflicto entre el Estado y el pueblo Mapuche-, lidera casi todos los años la cantidad de incendios por niña o niño que vive en la comuna, los que se extienden a lo largo del año y no se concentran solo en el período de altas temperaturas.

En 2023, el año más caluroso del cual se tenga registro, solo en la comuna de Nacimiento, región del Biobío, se quemaron 14 hectáreas por niño.

De las 5 comunas que han concentrado más incendios por niña, niño o adolescente en los últimos 10 años (2013-2023), cuatro están en La Región de La Araucanía: Ercilla (La Araucanía), con 0,44 incendios por niño; Collipulli (La Araucanía) con 0,33 incendios por niño; Lumaco (La Araucanía) con 0,32 incendios por niño y Galvarino (La Araucanía) y Los Álamos (Biobío), ambas con 0,31 incendios por niño.