Exposición a violencia doméstica

En 2023, 1 de cada 5 niñas y niños entre 7° básico y 3° medio señala haber estado expuesto a violencia intrafamiliar alguna vez en su vida

Niñas y niños pueden experimentar múltiples formas de violencia. De acuerdo a Inspire[1], ser testigos, es decir, presenciar o ser conscientes de actos de agresión física, abuso psicológico o control coercitivo entre cuidadores, también es violencia y tiene serias implicancias en el bienestar de niñas y niños[2]. 

La evidencia científica ha demostrado que la exposición a violencia doméstica aumenta significativamente la probabilidad de desarrollar problemas de salud mental, como ansiedad, depresión y comportamientos agresivos, así como dificultades emocionales que afectan la capacidad de regular emociones. Además, se ha observado que la exposición incrementa el riesgo de polivictimización, es decir, experimentar múltiples formas de maltrato, lo que agrava los efectos negativos. Estos problemas, si no se abordan, pueden tener consecuencias a largo plazo, afectando las relaciones interpersonales y el bienestar general en la adolescencia y la adultez. No obstante, no todas las niñas y los niños expuestos desarrollan estas consecuencias, lo que sugiere la existencia de factores protectores, como el apoyo familiar y otros entornos seguros, que pueden mitigar los efectos adversos.

Este indicador mide cuántas niñas y niños entre 7° básico y 3° medio declaran haber estado expuestos a violencia doméstica, tanto en el último año como a lo largo de su vida. El indicador incluye haber presenciado ataques físicos entre los padres y/o hacia las y los hermanos. No obstante, tiene la limitación de dejar fuera otras formas de violencia, como ser testigos de abuso psicológico, que también puede tener consecuencias significativas en el bienestar de la niñez.

Conclusión

La exposición a la violencia intrafamiliar impacta profundamente el bienestar de niñas y niños. En Chile, alrededor de 1 de cada 5 está expuesto a este tipo de maltrato en algún momento de su vida, y estos porcentajes se han mantenido estables entre 2017 y 2023. Existen ciertos grupos que tienen mayores probabilidades de presenciar violencia doméstica alguna vez en la vida, como las niñas, las niñas y los niños con alguna discapacidad y quienes asisten a colegios municipales y subvencionados. Los efectos de vivir estas experiencias son significativos, ya que incrementan el riesgo de desarrollar problemas emocionales y conductuales, además de afectar el bienestar emocional inmediato de niñas y niños. La medición de esta problemática, aunque es valiosa, presenta limitaciones, particularmente en cuanto a la omisión de formas de violencia no física, como ser testigo de abuso psicológico en la familia, que también afecta el bienestar infantil. Es crucial seguir avanzando en la identificación y atención temprana de los casos de violencia para mitigar sus efectos y promover entornos seguros y protectores para el desarrollo de niñas y niños.

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Sobre los datos

  • Este indicador mide la cantidad de niñas y niños entre 7º básico y 3º medio que declaran haber presenciado ataques físicos entre los padres o hacia los hermanos tanto alguna vez en la vida como en el último año.

  • Este indicador se construye en base a dos preguntas: ¿Has visto a alguno de tus padres ser atacado físicamente por el otro/a, o por su pareja? y ¿Has visto a tus hermanos o hermanastros ser atacados físicamente por tus padres o por sus parejas?

  • La fuente es la Encuesta Nacional de Polivictimización en Niños, Niñas y Adolescentes aplicada por la Subsecretaría de Prevención del Delito del Ministerio del Interior y Seguridad Pública. Esta encuesta se aplicó en 2017 y 2023 a una muestra representativa a nivel nacional y regional y tiene por objetivo determinar la magnitud de la exposición a violencias en la niñez, junto con sus niveles de polivictimización.

  • La medición toma como referente un instrumento (o cuestionario estandarizado) llamado “Juvenile Victimization Questionnaire”, validado por David Finkelhor, reconocido sociólogo estadounidense. Esta escala permite identificar 32 tipos de victimizaciones agrupadas en 6 dimensiones y mide, también, la autoestima de adolescentes y depresión infantil en niñas y niños, con las escalas de Rosenberg y Birleson, respectivamente. Las victimizaciones que mide esta encuesta se dividen en 6 dimensiones: delitos comunes (con uso de fuerza física y sin uso de fuerza física), maltrato por cuidadores, maltrato por pares, sexual, entornos violentos (exposición a violencia en el barrio/comunidad y exposición a violencia en el entorno familiar) y digitales.

Referencias

[1] Organización Panamericana de la Salud (2017). INSPIRE: Siete estrategias para poner fin a la violencia contra los niños y las niñas. Disponible en: https://inspire-strategies.org/sites/default/files/2020-06/Spanish.pdf 

[2] Howarth, E. (2021) Preventing and Responding to Children’s Exposure to Intimate Partner Violence. Disponible en: https://www.child-encyclopedia.com/maltreatment-child/according-experts/preventing-and-responding-childrens-exposure-intimate-partner

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