Hacinamiento
1 de cada 10 niñas y niños vive en condiciones de hacinamiento
Niñas y niños tienen derecho a vivir en una vivienda adecuada para desarrollarse plenamente. Una vivienda adecuada considera una serie de características, entre ellas contar con espacio suficiente para jugar, estudiar, tener una vida familiar amena y tener espacios de privacidad sobre todo en la adolescencia. El hacinamiento es la contracara de contar con espacio suficiente y suele calcularse mediante la proporción de personas por habitación. En Chile, el hacinamiento se ha medido sistemáticamente y se consideran hogares con hacinamiento cuando habitan más de 2,5 personas por habitación[1].
La falta de espacio en la vivienda tiene un impacto negativo directo en el bienestar de niñas y niños. Diversos estudios han documentado una relación entre vivir en hacinamiento y una peor salud física, específicamente debido a la transmisión de enfermedades infecciosas, lo que repercute sobre todo en la primera infancia. También se han establecido vínculos entre el hacinamiento y peores resultados del desarrollo, incluyendo el sentido de autonomía, el comportamiento social y el rendimiento escolar[2][3]. Además, existen impactos negativos indirectos del hacinamiento; vivir con poco espacio repercute en menor espacio personal y privacidad, así como también a un mayor estrés familiar. Esto degrada la calidad del ambiente del hogar y afecta a niñas y niños que son especialmente sensibles a sus entornos inmediatos[4][5][6].
Conclusión
En general, se observa una disminución del hacinamiento desde 2006 a 2022. En la última medición, alcanzó su nivel más bajo, con un 13%. La evolución del hacinamiento, sin embargo, varía significativamente según características sociodemográficas entre niñas y niños. Es más, contrario a la tendencia general, entre las niñas y los niños que nacieron en otro país, el hacinamiento no ha disminuido. Además, hay claras diferencias según la edad de la niña o el niño, siendo la primera infancia la que se ve más afectada. El hacinamiento es un factor de riesgo para el bienestar de niñas y niños. Es fundamental fortalecer las políticas y acciones orientadas a reducir el hacinamiento y garantizar condiciones habitacionales adecuadas para todas las niñas y los niños. Estas iniciativas deben considerar las diferencias en la prevalencia de esta problemática según nacionalidad y edad, así como los efectos diferenciados del hacinamiento de acuerdo al género.
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Sobre los datos
¿Cómo se mide el hacinamiento?
El Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) utiliza la metodología Celade para medir el hacinamiento. De acuerdo a esta metodología, el hacinamiento se calcula como la razón entre el número de personas residentes en la vivienda y el número de dormitorios de esta, considerando piezas de uso exclusivo o uso múltiple. Contempla las categorías: sin hacinamiento (menos de 2,5 personas por dormitorio), hacinamiento medio (2,5 a 3,4), alto (3,5 a 4,9) y crítico (5 o más).
En este indicador, Observatorio Niñez calcula la cantidad de niñas y niños que vive en hogares que tienen hacinamiento medio, alto y crítico y se estimó el indicador desde 2006 en adelante, ya que hay un cambio en la forma de medir la variable por parte de Casen, que no permite comparar con mediciones anteriores.
La encuesta Casen, encargada de medir la pobreza en Chile y otras carencias no necesariamente económicas, se aplica cada dos o tres años a una muestra representativa de hogares a nivel nacional y regional.
Referencias
[1] Ministerio de Desarrollo Social y Familia (2022) Manual para la investigación. Guía práctica para el uso y análisis de información. Santiago, Chile: Gobierno de Chile, Ministerio de Desarrollo Social y Familia.
[2] Dominique Goux y Eric Maurin, «The effect of overcrowded housing on children’s performance at school», Journal of Public Economics 89, n.o 5 (1 de junio de 2005): 797-819, https://doi.org/10.1016/j.jpubeco.2004.06.005
[3] Claudia D. Solari y Robert D. Mare, «Housing crowding effects on children’s wellbeing», Social Science Research 41, n.o 2 (1 de marzo de 2012): 464-76, https://doi.org/10.1016/j.ssresearch.2011.09.012
[4] Tama Leventhal y Sandra Newman, «Housing and child development», Children and Youth Services Review, Meeting Children’s Basic Needs, 32, n.o 9 (1 de septiembre de 2010): 1165-74, https://doi.org/10.1016/j.childyouth.2010.03.008
[5] Leventhal y Newman; Michael Dockery, «Housing and Children’s Development and Wellbeing», Report (Australian Housing and Urban Research Institute, 8 de julio de 2010), Australia, https://apo.org.au/node/21953
[6] Organización Mundial De La Salud, «Hacinamiento En Los Hogares», en Directrices de La OMS Sobre Vivienda y Salud [Internet] (Organización Panamericana de la Salud, 2022), https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK583397/
[7] «Crowding in Context: An Examination of the Differential Responses of Men and Women to High-Density Living Environments - Wendy C. Regoeczi, 2008». Accedido 16 de mayo de 2024. https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/002214650804900302